Me brillan los ojos, es culpa de tu mirada, que me da para imaginar un futuro lejano,
en el que el resto de la gente quedará lejos.
Creeme,
magia o la electricidad de tus dedos
es lo que causas
al recorrer con ellos mi silueta -que cara saldrá esta vez la factura de la luz y que poco me importa-.
Mantienes el equilibrio, con mis altos y mis bajos. No abandonas, no miras abajo, sino hacia delante y con fuerza, seguro de tus pasos.
Tu mayor acto de valentía.
Has calmado a la bestia, has acabado con la voz de mi interior. Con un simple te quiero has encerrado al cerebro bajo llave, custodiado por la pasión y el corazón.
Tú, que eres ilusionista, mago, trapecista y domador. Amante de las alturas, del riesgo y la adrenalina.
Tú, que me has hecho creer en la magia, en el arte del ilusionismo.
Tú, artista de enseñarme presentes y presentarme futuros tan solo tendiéndome la mano para que te siga,
sabiendo que no dudaré ni un segundo en hacerlo.
Gracias por darme primaveras en invierno, por mostrarme las constelaciones de tu espalda en días nublados
viernes, 28 de noviembre de 2014
Magia
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