viernes, 14 de noviembre de 2014

A ti, mi hogar.

Hoy me han preguntado dónde vivo.
He dicho tu nombre.
Te preguntarás porqué.
Jamás me quedará claro de donde soy ni a dónde me llevarán mis pasos, no se dónde terminaré. Pero me siento en casa cuando apoyo mi cabeza en tu hombro, cuando evitas que me rompa con tus abrazos y cicatrizas mis heridas con tus besos.
Llegaste con un libro bajo el brazo y las gafas llenas de gotas. Debo decirte que desde ese día, las tardes de lluvia son mis favoritas.
No soy una chica corriente,lo habías descubierto antes que nadie y me recibiste en tu sofá con un poema de Escandar Algeet. Todavía quedan cenizas de las chipas que saltaron aquella tarde de febrero.

Después de un tiempo, sigo sin saber mi destino ni si llegará algún día. Ya no recordamos lo que pasó ayer ni queremos saber que pasará mañana. Pero mientras seamos abrigo, mientras seamos leña y fuego, mientras me leas poesía, puedo aguantar los inviernos más fríos y las primaveras más lluviosas.... Se que podré refugiarme en ti, mi hogar.

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