lunes, 23 de diciembre de 2013

Digamos que...

Digamos que hablo de problemas de los que solo entiende el corazón, los sentimientos. Porque, siendo realistas, pensar con la cabeza no mueve el mundo, pero si el "tener una corazonada" porque ¿Cuantas veces has acertado por no hacer caso a la razón? Más de una, pues con la cabeza nunca arriesgas y yendo a lo fácil y seguro nunca se gana realmente. Estamos hartos de que nos digan "piensa con la cabeza" cuando sabes que eso no te gusta, no te convence, no te llena tanto como actuar con los sentimientos, sean los que sean. Tu cabeza intenta aconsejarte, al igual que quienes te rodean, pero sabes positivamente que solo te sentirás mejor si haces lo que tú y solamente tú deseas y crees que es lo mejor.

Muchas veces veo parejas de la mano, sonriendose, dedicándose mil gestos de cariño y pienso que vivir algo así debe ser algo maravilloso, una sensación diferente a la rutina y que se puede renovar cada cierto tiempo si sabe cuidarse bien. Pero también ves lo malo, ves como se sufre si sale mal, como a veces se llora, como esas personas te cuentan que se sienten vacías porque ya no tienen a ese alguien especial a su lado. Entonces tú dudas, ves que hay siempre una de cal y otra de arena pero que, a veces, se desequilibra mucho la balanza, piensas que no vale la pena sufrir...

Pero de repente, contra toda razón, aparece una vocecilla que te dice "Jamás sabrás lo que te espera si ni siquiera lo intentas"

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