viernes, 2 de enero de 2015

La vuelta al mundo

Café entre las manos y bizcocho para compartir.
Una fría tarde de enero y mucho espacio entre los dos.
Demasiadas cosas de las que hablar.
El vaho llenaba el espacio,
La humedad nos calaba los huesos
Y tus palabras hirientes
cruzaban el ambiente.
Yo no hacía más que esquivar los golpes.
El corazón deseaba arrancarte un último beso,
mi cabeza decía: piérdele de vista.
Y en un momento de rabia, de desesperación
te dije,
sin mirarte a la cara,
que ojalá estuvieras
en la otra punta del mundo.
Deseando con toda el alma,
que no descubrieras
que La Tierra era redonda.
Así, cuando llegases
podría mirarte a los ojos
una última vez.

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